... "Al principio se trataba de pura supervicencia. La mente de los hombres primitivos, nuestros antepasados, funcionaba simplemente por contrastes. Veían un lobo, uno solo, y lo distinguían perfectamente de una manada de lobos. Establecían un contraste entre uno y muchos. Con el tiempo, y un cerebro más avanzado, empezaron a entender que tanto si hablamos de dos manos, de dos estrellas, de dos lobos, de dos cosas cualesquiera... en realidad todo eran manifestaciones de lo mismo: del número dos.
Esta capacidad casi metafórica de concebir las semejanzas tardó millones de años en aparecer. Y el dos fue fácil, porque miraban al resto de las personas y también tenían dos manos, dos cenos, dos ojos... Así que es probable que aprendieran primero "uno", "dos" y luego "muchos", el tres tardó mucho en llegar..."
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